sábado, 10 de septiembre de 2011

Drácula, de Bram Stoker

Siempre intento hacer críticas objetivas, no quiero que se note demasiado la rasante a la que se dirige mi escritura y trato de ver las cosas de manera justa para todo lo que veo. Sin embargo, tengo que reconocer que hay películas que lógicamente me gustan más que otras, o más allá de la comparación, me gustan y punto pelota, que diría Josep Pedrerol.

Está es una de aquellas que a pesar de que encuentras cosas realmente denunciables, no lo haces y la disfrutas, porque te ha gustado la idea, la manera de hacer, o que sé yo.

Drácula de Bram Stoker, nace como muchas, hace tanto, tanto tiempo... en una comarca de un país muy, muy lejano... un hombre que amaba a su esposa... etc, etc, etc.

Pero, a Coppola se le va la olla, y eso se agradece. Porque para escribir una sosez de hora de la siesta ya estarán otros. De primeras, pasando página al tramo de  "cuenta la leyenda...", encontramos un jovencísimo Keanu Reeves, que empieza pareciendo tonto, y acaba ganando el diploma al más tonto, y diría que hasta le pega (Tanto como personaje, como actuación en ESTE film... siempre recordaré a Neo). Tenemos a un Gary Oldman, que, con perdón, se sube al cielo de los Al Pacinos, y nos regala un Draculón magnífico, con su lujúria, locura, y da miedo de verdad, cuántos valientes entrarían con él en el castillo de Transilvania...

Y luego le sumamos a la Wynona Ryder más guapa que he visto jamás, y a Anthony Hopkins en uno de esos papeles que se nota que le gustan, y personalmente, es el tipo idóneo para ellos (Sobretodo en esos años, principios de los 90...).

La trama avanza por una visita de el joven Jonathan Harker (K. Reeves), al susodicho castillo, donde se halla el Conde Drácula. La visita se produce porque el oficial ha vuelto completamente loco con ideas satánicas, y mandan al pobre Harker a ver que pasa, eso sí, solo, con carroza antigua, y mejorando lo presente, llegando al castillo entre truenos y aullidos.

En el momento del recibimiento, se nos cae la baba viendo a un atemorizador Drácula, que no parece causar estragos en el tenaz visitante. Hemos llegado a lo mejor de la película, y no defrauda, vemos numerosas escenas interesantes entre ellos, y las ganas de saciar la sed del anfitrión. Todo este tramo pantanoso es genial, con escenas de vampiresas y todo, mientras vemos que la joven Mina, se preocupa por su amado, en el jardín de la casa de su mejor amiga.

A partir de aquí, y concluyo el resumen para evitar "aguafiestas", los dos protagonistas principales tratarán de persuadir a Mina, con dispares objetivos, el de una agradecida pareja británica, o el de la vida de los NO muertos...

Destaco sobretodo a Oldman y su personaje, lo primero por encima de lo segundo, la capacidad de acojonar sin hacer sustos, y la poesía que nos transmite pese a todo ello. Es una de aquellas pocas que a pesar del paso de los años, no se ven antiguas, se ven únicas.

Tope Gama le pone un 8. Si ha parecido que es una de mis favoritas, no lo es, pero si que la recomiendo mucho, para pasar un rato muy entretenido.


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